Sin embargo, en ocasiones, no resulta tan fácil y perdemos el código que nos permite comprendernos, perdemos la chispa, la ilusión, la paciencia. Entramos en rencores, en reproches, del ¿por qué no hace esto por mi? ¿es que ya no me quiere? ¿Es que no ve que lo que necesito es un abrazo y no un simple, te dejo sola? ¿por qué me exige tanto? ¿Es que no ve que estoy muy ocupado con el trabajo? Reflexiones que escucho y comprendo cada día en terapia.

¿Cómo es posible que Dios nos hiciese tan diferentes y nos permitiera crear parejas? Un gran ejercicio de empatía y adaptación es lo que nos depara establecer una pareja. Un verdadero descubrimiento del yo a través de ti.

Con esta dinámica, propongo un espacio para ambos, un momento para que cada uno se exprese por separado (total privacidad, respetando la intimidad de lo que cada uno me confíe de cada lado) y a continuación un lugar de expresión conjunto para buscar las soluciones o nuevas dinámicas para reavivar/transformar la pareja. Verás que bonito escuchar las verdaderas razones por las cuales tu pareja actúa de una u otra manera. Es precioso el sentir ese amor, esa sensación de reconfort una vez que entiendes, que lo que el otro hace, nada tiene que ver en ocasiones contigo, son sólo diferentes maneras de vivir, de expresar el amor, porque sí amig@, cada persona, lo expresa de una manera, es cuestión de entender el lenguaje de cada uno. Importante: para realizar este tipo de terapia, AMBOS deben estar de acuerdo.